La vida en un suspiro
El suicida, desde el malecón, se ató al cuello una pesada piedra y se dejó caer al mar, indolentemente. Vio una pareja de delfines jugueteando fielmente entre bañistas. Vio un par de atunes recién escapados de la almadraba ayudándose mutuamente. Vio una majestuosa corvina de plata a la que una caballa, ensartada en un anzuelo al fondo del mar, advertía para que no picase. Y entendió.
